jueves, 29 de agosto de 2013

Te echo tanto de menos que no te lo puedes llegar ni a imaginar. Hasta ahora no he tenido valor para escribirte, no me sentía capaz de hacerlo. Parece que fuese ayer y ya ha pasado una semana, una semana bastante larga la cual todo ha cambiado de una manera que hasta da miedo.
No se si seré capaz de ir a tu casa y mirar el sofá y ver que en el sitio que tu estabas sentado esta vacío, que ya nadie va a ocupar ese lugar, y ver la calle donde te sentabas con la silla y ver que ya no estas, ya no esta tu silla.
Tu ausencia duele, duele mucho, pero duele aun más saber que ya no vas a volver y que todos los momentos vividos ya solo nos va a quedar el recordarlos, y el recordarte a ti.
Tampoco puedo ver tus fotos porque se me saltan las lagrimas, es más no sabes lo que me esta costando escribirte esto.
Intento estar bien porque tengo que estarlo, la yaya no me puede ver mal, le tengo que transmitir mi fuerza y deberás que lo intento.
El único consuelo que me queda es que estuve contigo hasta el final aunque me hubiera gustado estarlo más tiempo, y haberte tenido siempre a mi lado.

TEQUIERO Yayo, siempre vas a estar en cada uno de nosotros.

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